No importa el rubro del que se trate, cuando inicias una actividad independiente, la concibes desde todos los ángulos para saber lo más exactamente posible qué requiere y cuánto tiempo consume cada etapa. En los comienzos, está claro que tú mismo te ocuparás de todo, desde la planificación inicial hasta la cobranza final, pasando por todas las etapas intermedias de tu emprendimiento.
Esto es beneficioso por un lado, porque te permitirá conocer tu negocio a la perfección y también hará que te conozcas mejor a ti mismo, al identificar cuáles son tus habilidades y qué te causa mayor placer hacer; es decir con cuáles actividades, dentro del proceso de tu actividad o negocio, te sientes más cómodo o cómoda.
El manejo del tiempo
Después de haber transitado por esa etapa de construcción y conocimiento se hará inevitable decidir el tiempo que vas a dedicar a aquello que te motiva y que es el eje de tu actividad y el tiempo que te llevarán todas esas otras tareas “ingratas” que son necesarias para la marcha del negocio.
Esto generará, lógicamente, mayor actividad y si no lo gestionas bien, pronto te sentirás agobiado, sin poder cumplir con todas las expectativas, externas e internas. Sientes que hay objetivos que cumplir y estás dedicándole muchas horas al trabajo que le quitas a tu familia o a otras actividades que también te gusta hacer.
Momento de tomar una decisión
Llegará un momento en que te encontrarás ante una encrucijada: crecer o seguir como estabas hasta el momento. Lamentablemente, seguir como hasta ahora no es una opción ya que lo que no se desarrolla y crece… muere.
Antes de que llegue ese momento crucial es cuando tienes que delegar. Pero no te confundas: hay una diferencia sutil pero terriblemente importante entre delegar y encargar.
¿Encargar tareas a otros o delegar?
Es probable que te sientas inclinado a encargar a otra persona determinadas tareas, para tener la sensación de estar sacándote de encima algo de trabajo pero será tan solo una sensación. Generalmente se trata tu pareja que te echa una mano o de tu hijo, que es un chaval moderno, que entiende de ordenadores.
En este punto y según la marcha del negocio, es altamente probable que muy pronto decidas seguir haciéndolo todo por ti mismo hasta perder la energía inicial. Una consecuencia casi inevitable es que, viendo que el proyecto requiere mucho más de lo que puedes darle, ya cansado, optes por cambiar el rumbo.
¿Cómo hacer para no llegar al límite?
Delegar no es algo sencillo pero es posible y hasta es recomendable, porque refuerza tu compromiso con el objetivo que te fijaste en un comienzo. Una vez que encuentras a la persona idónea en quien delegar una parte del proceso, te sientes liberado y generas el espacio necesario para seguir creciendo.
Poder ver eso te dará la certeza de saber que delegar es el mejor de los caminos (sino el único)
Aquella persona idónea en quien delegar esas actividades de las que no puedes hacerte cargo conforme tu negocio va creciendo, será una Asistente Virtual certificada. Será una persona motivada que sentirá como suyo el trabajo delegado y hará de tus objetivos sus propios objetivos a cumplir.
Tomando el mejor de los caminos
Consulta qué tareas se pueden delegar en una Asistente Virtual profesional y toma la decisión correcta: DELEGAR. Te sentirás liberado de responsabilidades y agobios, todo irá sobre ruedas y aún en estos tiempos tan difíciles, podrás permitirte crecer en tu negocio y ganar horas libres que podrás aprovechar para otras actividades.
Si estás interesad@, no dudes en hacerme llegar tu consulta!